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    de un modo convincente ha pasado. Entonces, �qu� vais a hacer para liquidarnos?
    Bernard agitó la cabeza.
    - Veamos - dijo -. �Y si consider�ramos el asunto desde un punto de vista m�s
    civilizado? Despu�s de todo, este pa�s es civilizado y, adem�s, su habilidad para
    encontrar soluciones de compromiso es ampliamente reconocida. No me siento
    convencido por vuestra forma categórica de afirmar que no hay arreglo posible. La historia
    nos muestra que siempre hemos sido mucho m�s tolerantes con las minor�as que la
    mayor parte de pa�ses.
    Esta vez fue la chica la que respondió.
    - La civilización no tiene nada que ver con esto - dijo -. Por el contrario, es un asunto
    muy primitivo. Si existimos, os dominaremos: eso es claro e inevitable. �Estar�is de
    acuerdo en ser suplantados y seguir mansamente un camino de extinción sin oponer una
    viva resistencia? No creo que se�is tan decadentes como para eso. Adem�s,
    pol�ticamente, la cuestión es: acaso alg�n Estado, sea el que sea, puede permitirse el lujo
    de dar asilo a una minor�a cuya potencia crece de d�a en d�a, una minor�a que este
    Estado no podr� en ning�n momento controlar? Es evidente que la respuesta ser�
    siempre no.
    ��Qu� vais, pues, a hacer? Muy probablemente no vamos a tener que temer nada
    mientras est�is discutiendo. Los m�s primitivos de vosotros, vuestras masas. se dejar�n
    guiar por sus instintos (vimos un ejemplo de ello la pasada noche) y querr�n perseguirnos,
    destruirnos. Vuestros liberales, vuestros responsables, vuestros religiosos, se sentir�n
    muy turbados en su actitud moral. Tendr�is opuestos a cualquier medida definitiva a todos
    vuestros verdaderos idealistas, y tambi�n a vuestros pretendidos idealistas, todas esas
    gentes. bastante numerosas, que se agarran a un ideal como si compraran una prima de
    seguro al M�s All�, y no se preocupan por provocar la esclavitud y decadencia de sus
    descendientes mientras ellos puedan llenar sus diarios �ntimos de generosos
    pensamientos que les abran las puertas del cielo.
    �Y tambi�n habr� vuestro gobierno de derechas, que estudiar� pese a sus
    convicciones tomar medidas radicales contra nosotros, y vuestros pol�ticos de izquierdas
    que ver�n en ello una magn�fica ocasión para su partido de derrocar al gobierno.
    Defender�n nuestros derechos en tanto que minor�a amenazada, una minor�a de ni�os
    adem�s. Sus l�deres se erigir�n en vigorosos y desinteresados defensores de nuestros
    sagrados derechos. Reclamar�n, sin recurrir a un refer�ndum, la justicia, piedad y
    comprensión del pueblo. Luego, algunos de ellos comprender�n que se trata de un
    problema realmente serio y que, si provocan unas elecciones, habr� probablemente una
    escisión entre los promotores de la pol�tica oficial y el Gran Corazón del partido, y los jefes
    de fila de los que sentir�n aprensión hacia nosotros y a quienes llamar�n los Pies Fr�os, y
    as� no ser�n apreciadas ni la virtud ni la comprensión.
    - No parec�is tener una idea muy elevada de nuestras instituciones - interrumpió
    Bernard.
    La chica se encogió de hombros.
    - En tanto que especie dominante bien afianzada, rod�is. Permitiros el perder contacto
    con la realidad y divertiros con abstracciones - dijo. Luego prosiguió -: Mientras toda esa
    gente dispute entre s�, se har� evidente a muchos de ellos que el problema de una
    negociación con una especie m�s avanzada no ser� f�cil, y que cuanto m�s se temporice
    menos lo ser�. Puede que se produzcan algunas tentativas a nivel pr�ctico. Pero va
    mostramos ayer por la noche lo que ocurrir� si se env�an soldados contra nosotros. Si
    envi�is aviones. se estrellar�n. Entonces pensar�is en la artiller�a, como los rusos, o en
    los proyectiles teledirigidos, cuyos instrumentos electrónicos escapan a nuestro control.
    Pero si utiliz�is esos medios no os ser� posible matarnos solamente a nosotros, tendr�is
    que matar tambi�n a todos los dem�s habitantes del pueblo. Eso os har� vacilar
    largamente antes de tomar una tal decisión, si finalmente la tom�is, �qu� gobierno podr�
    sobrevivir a una tal matanza de inocentes, sean cuales sean las ventajas que extraiga de
    ella? No solamente del partido que haya sancionado tal acto ser� definitivamente borrado
    de la vida p�blica, sino que, aunque consiguieran eliminar el peligro, los l�deres del partido
    podr�an ser tranquilamente linchados como s�mbolo de reparación y de expiación.
    Se detuvo, y fue ahora el chico quien prosiguió:
    - Los detalles pueden variar, pero algo as� ocurrir� inevitablemente cuando se
    comprenda toda la significación del peligro que representa nuestra existencia. Podr�is
    incluso atravesar una curiosa crisis, en la que los dos partidos luchar�n por no hallarse en
    el poder, por no tener que enfrentar la responsabilidad de la acción a emprender contra
    nosotros. - Hizo una pausa, mirando pensativamente a trav�s de los campos, y luego
    a�adió -: Esta es la situación. Ni vuestros deseos ni los nuestros cuentan en esta ocasión,
    digamos m�s bien que ambos nos hallamos dominados por la misma esperanza:
    sobrevivir. Todos somos juguetes de la misma fuerza vital. Ella os ha hecho
    num�ricamente m�s fuertes, pero mentalmente no desarrollados; ella nos ha hecho
    mentalmente fuertes, pero f�sicamente d�biles. Y ahora nos ha levantado los unos contra
    los otros para buscar una salida. Sin duda un deporte extremadamente cruel, pero muy,
    muy antiguo. La crueldad es tan vieja como la vida. Ha habido algunos paliativos: el
    humor y la compasión son las m�s importantes invenciones humanas, pero a�n no est�n
    definitivamente establecidas, pese a lo que prometen. - Se detuvo de nuevo, y sonrió -.
    Todo esto es Zellaby al estado puro. Nuestro primer maestro. - Luego prosiguió -: Pero la
    fuerza vital es mucho m�s potente que esas invenciones, y no podemos negarle sus
    sangrientas diversiones. De todos modos, creemos posible al menos retrasar la fase m�s
    cruenta del combate. Es de eso precisamente de lo que queremos hablar...
    CAP�TULO XX - ULTIM�TUM
    - Esto - dijo Zellaby con tono de reproche a una ni�a de ojos dorados sentada en la
    rama de un �rbol al borde del camino - es limitar de una forma muy importuna mis
    movimientos. Sabes muy bien que cada d�a doy un peque�o paseo, y que luego vuelvo a
    tomar el t�. La tiran�a se convierte f�cilmente en un mal h�bito. Adem�s, ten�is a mi mujer
    como reh�n.
    La Ni�a pareció estudiar el asunto mientras chupaba un caramelo, y luego dijo:
    - De acuerdo, se�or Zellaby.
    Zellaby avanzó un pie. Esta vez pasó sin dificultad a trav�s de la invisible barrera
    contra la que hab�a chocado antes. -
    - Gracias, querida - dijo, haciendo una educada inclinación de cabeza -. Ven, Gayford.
    Penetramos en el bosque, dejando a la guardiana del camino balanceando
    negligentemente sus piernas y chupando su caramelo.
    - Un aspecto muy interesante de la cuestión es la delimitación entre lo individual y lo [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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